Y volvió Elena Francis

Pensaba que la señora Francis estaba de relax o en asuntos propios cuando de repente, veo que vuelve a la carga con una nueva historia.

Y es que una amiga del tipo anual la ha llamado, con lo cual, ha escuchado el relato de un año, que en tiempo telefónico es algo cercano a las dos horas.

Bien, aparte de determinados problemas personales, la chica se encuentra en un dilema, a partir de una experiencia fea, le cogió pánico al coche, y decidió hacer uno de estos cursos de reciclaje de conducción, vamos, en lenguaje llano, unas prácticas.

Pero oh sorpresa de la vida, se encuentra con un profesor muy guapo, muy simpático, del cual se pilla y se enamora. Desde luego la actitud de él no es la mejor para llevar la situación, ya que él la piropea, le dice que harían muy buena pareja juntos, pasan muchisimo tiempo juntos, le dice que es la mujer perfecta, que huele muy bien, que va muy guapa, la lleva de paseo, a tomar algo, cuando va al baño, la agarra antes y le dice "ya te estoy echando de menos"...

Pero claro, el chico tiene novia, y además de hace muchos años, y aunque no vive en la misma ciudad que ambos, se ven cada semana.

El chico le plantea a esta chica que quizás no está enamorado de su novia, porque él no sabe qué es realmente el amor. Que lleva un tiempo pensando mantener una relación de un día con alguien para saber cómo se sentiría al día siguiente y descubrir sus verdaderos sentimientos hacia su novia.

El problema de ella, deriva en que además de que está comprometido, hay muchos días que él la ve y no le dice nada, y sin embargo otros en los que la colma de atenciones y de piropos. Ella se enfurece en los dias en los que no recibe una palabra de su parte, ya sabéis el viejo dicho "Del Amor al Odio, sólo hay un paso".

Lleva semanas desesperada, llorando, con nudos en el estómago y en la garganta, y más que se le hacen cuando el le suelta un piropo de esos de "eres la mujer perfecta" "ojalá te hubiera conocido antes" "me gustaria estar soltero para estar contigo".

Doña Elena Francis, que ya está muy apartada de su época álgida de consejos radiofónicos amorosos, no sabe cómo reaccionar, no sabe que decir, pero lo que tiene claro es que ese chico no le conviene. Si hoy le dice hola, la adora y al día siguiente pasa de ella y ni la saluda, desde luego, que aparte de un comportamiento extraño, lo único que la hace es daño sobre daño y así se lo ha dicho.

Aparte, que un chico así, nunca va a dejar a su pareja.

Saludos de la señora Francis.